Juro que no lo hago a propósito. Es decir, nunca soy de solicitar un préstamo a menos que la situación verdaderamente lo requiera y en tal caso, siempre devuelvo todo. El problema es que simplemente me olvido; no de mala intención, no de rata, no de cara dura, sólo se esfuma de la cabeza. Así que vos, si te pedí plata y me olvidé devolvertela, no te alarmes: no te estoy estafando. Sólo haceme acordar que te la traigo enseguida. De la misma forma, no soporto a las personas que uno de buena voluntad les presta algo, y no son capaces de devolverte un mísero caramelo de regalo. Sí sos así, no me pidas nada.
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