Es linda la lluvia, tiene su encanto, y vamos a ser sinceros, lo que más nos gusta a las personas de ella es, probablemente, el pase libre a la tediosa tarea de regar.
La lluvia pinta de maneras el cielo, personificándolo un tanto. A veces es tan delicada y suave, que transmite nostalgia y el cielo parece llorar, parece derramar lágrimas (muchas) de impotencia; y otras veces, cuando las gotas caen con tanta intensidad y los truenos se escuchan a lo lejos, puede que el cielo nos esté gritando desaforadamente. Se, lo sé, mi subconsciente se fumó algo y sinceramente me cago en las explicaciones científicas que me pueden dar de por qué llueve de una manera o de otra.
Yo soy feliz cantando y bailando bajo la lluvia
-aunque las gotas son tan gruesas que parecen piedras-.
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