Todos bien sabemos las características de esta clase de días. Que sea tan difícil cambiar ese “mal” por “buen” día es lo que los hace más molestos aún. Porque parece, no importa cuán soleado esté, cuantos pajaritos vuelen por el inmenso firmamento azul, cuantos aromas se puedan sentir en el aire o cuantas sonrisas se lleguen a ver, hay días que son totalmente grises, opacos, que sin saber la razón se está de mal humor, parece que todo sale mal y que no importa lo que se trate, no se puede pasar de un extremo a otro.
“NO! Debe haber una forma de cambiar de sintonía”, pensé.
Tras unos momentos, mientras caminaba por el pasillo con Jenny y le contaba que estaba en uno de esos días, enumeré las razones que mencioné al principio y también las cosas buenas que podía salvar. Sheila me dijo en computación que va a empezar danza jazz conmigo, hoy es mi primera clase de danza clásica con flor, salimos temprano y pude almorzar con mi mamá después de tanto tiempo, no hay tarea, “¿qué engullo primero, la punta o el centro de la almohada?”, solo me quedan dos capítulos de ‘Las puertas del Infierno’…
Si hacemos la cuenta:
Team (-) 4
Team (+) 6
Diferencia estrecha quizás, pero si a las cosas positivas le agrego el incomparable precio de estar viva, la salud, felicidad y demás elementos que son de un incalculable valor, la cuentita se va al joraca. (S= [0;+∞) ¿?)
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