"I hate the way you talk to me,
and the way you cut your hair.
I hate the way you drive my car,
I hate it when you stare.
I hate your big dumb combat boots
and the way you read my mind.
I hate you so much it makes me sick,
it even makes me rhyme.
I hate the way you’re always right,
hate it when you lie.
I hate it when you make me laugh,
even worse when you make me cry.
I hate it when you’re not around,
and the fact that you didn’t call.
But mostly I hate the way I don’t hate you,
not even close…
not even a little bit…
not even at all."
"Nunca dejes que nadie te diga que no puedes hacer algo. Ni siquiera yo. Si tienes un sueño, vé a por él. La gente que no lo consiguió te dirá que no lo lograrás, pero si tienes un sueño, persíguelo, y punto."
Pero hoy no hablaré de la calidad de servicio de mi abue, y si hice la intro de su hospitalidad, se debe a que la misma dio pie a esta entrada.
Veamos: yo nunca veo la televisión en mi casa, pero en la suya parece haber una fuerza que me impulsa a encenderla. Conclusión, vi peliculas y series hasta que me dolio estar sentada: Two and a half man, Manual de supervivencia escolar de Ned, Dragon ball, The big bang theory, La momia, La momia regresa, Lilo &stitch, Mi pobre angelito 3. Llegue a mi casa, no habia nadie, segui con el ataque cineasta: En busca de la felicidad, Karate kid, 10 cosas que odio de ti. Bueno, quizas no parezca mucho, pero es mucho tiempo sentada al frente de la cajita mágica.
Me fascinan las películas. Me encanta pensar por unas horas que la realidad es otra. Aunque claro, no siento lo mismo con las películas de terror.
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