En uno de esos días en que la madre naturaleza parece llorar desesperademente, observaban las dos la misma escena. El nido del pequeño polluelo, ubicado en una de las tantas ramas del árbol rojizo, era azotado por fuertes ráfagas mientras la lluvia se encargaba de empaparlo.
- Me da tanta pena, me destroza ver esto.
-....
- Me gustaría hacer algo, sacarlo de ahí, no sé.
-....
Desvió la vista de lo que le causaba tanta tristeza y miró a su acompañante.
- ¿A vos no te causa nada?
- La verdad es que no.
- ¿Porqué?
- Fácil. Vos ahora estas viendo una "prueba" que la vida le pone a ese pajarito. Así como ves a este, hay millones más que estan pasando por lo mismo, incontables de ellos ya pasaron por eso y se sobrepusieron. Y aunque quisieras salvarlo de esta, en un futuro se topará con el mismo dilema. En definitiva, no hay nada que puedas hacer por ese animal que está destinado a lidiar con la lluvia.
- Tenés razón, ¿Qué boluda soy, no?
- Y, la verdad es que sí.
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