Cuando puso un pie en el salón, todos los alumnos se sumieron en un silencio instantáneo. Los martes no tocaba clase con esa profesora, pero si ella estaba ahí, no podía significar otra cosa: cual ángel de la muerte, era portadora de una devastadora noticia.
¿Cuántos muertos? era la pregunta que atormentaba corazones. Todos esperaban lo peor, pero volvieron a colmar sus pulmones de oxígeno al escuchar las buenas nuevas: 5 corregidas, 5 aprobados. Y entre esos 5 aprobados, se encontraba mi apellido: Alcalá.
F: Alcalá te sacaste un 6 en el parcial. La verdad que me sorprendió, una verdadera lástima, se nota que no pudiste estudiar.
Moi: Sí profesora, créame que me da mucha más pena a mí. Se me complicó con tantos trabajos y encima no me alcanzó el tiempo.
Media vuelta, la profesora se aleja y sale por la puerta con una mueca de preocupación y pena, aferrando su tan típico maletín rojo pasión.
Vuestra narradora se puso azul.
Tuvo que morderse la lengua para no decirle
que la noche anterior se quedó hasta las 12:30
mirando Dr. House en Universal Channel.
AJAJAJAJJAJAAJJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJJAJAJAJ ZORRA!
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